Un anillo de compromiso, un guiño de complicidad, una nota garabateada sobre el aire, mirando a un camarero…. El mundo entero está hecho de símbolos, de pequeños gestos con significados a descubrir.
Muchos de los logos también son símbolos, están fabricados con una gran historia detrás.
Si os fijáis, por ejemplo, en el logo de Yamaha, veréis tres diapasones cruzados. ¿Y qué relación guardan con el mundo del motor? Ninguna. La empresa nipona original, creada en el siglo XIX se dedicaba originalmente a la fabricación de pianos, y no fue hasta 1950, en plena guerra, cuando decidieron aprovechar su experiencia con el metal para fabricar hélices, de ahí a las motocicletas y… hasta hoy.
Otra muy buena historia, o más bien personaje, se esconde en el logo de Chupa-Chups: fue diseñada por Dalí mientras almorzaba con el creador de la marca, un buen amigo del pintor. Dalí insistió en que su diseño apareciese en la parte superior del caramelo y así ha permanecido hasta nuestros días: un símbolo del surrealismo en un caramelo con palo.
Y llegamos a nuestra propia historia, la que más nos gusta. El cuento del símbolo que acompaña a Shiki Futon viene de muy lejos, pero es al mismo tiempo muy cercano.
El general Nobunaga debía enfrentarse a una importante batalla. Para infundir valor a sus hombres les comentó que se encomendaría a los dioses. Tras orar, lanzó una moneda al aire.
‒Venceremos… pero sólo si sale cara.
La moneda giró en el aire, cayó al suelo y los soldados profirieron vítores. ¡Había salido cara! La suerte estaba con ellos. Con el destino de su lado, vencieron la batalla. Lo que ellos no sospechaban era que Nobunaga nunca dejaba la suerte al azar: había utilizado una moneda en la que no había cruz.
Y este símbolo, el de la moneda, es parte de nuestra historia, la de Shiki Futon.
Creemos que la buena suerte también se fabrica; pensamos que el optimismo, más que una opción, es una obligación vital.
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