Después de la etapa de recién nacido, un niño necesita durante su desarrollo, tener un espacio propio donde dormir, jugar y también aprender. Los padres son los responsables de ir adaptando ese espacio a las necesidades del niño para que sea agradable y adecuado para que el niño se desarrolle felizmente.
Ese espacio va a influir en su desarrollo, por ello es importante que su espacio esté adaptado a él.
El espacio debe ser versátil e ir adaptándose a sus diferentes etapas y necesidades.
Su espacio no es sólo donde duerme, por eso debe ser un lugar agradable donde jugar y que también estimule sus sentidos y movimientos, un espacio que le ayude a ubicarse y sentirse reconocido en la familia.
En lo máximo posible su habitación debe estar condicionada de manera a permitirle una actuación libre donde tenga todo a su alcance. El niño debería sentirse cómodo e identificarse con su habitación.
Para jugar, es muy agradable proporcionarle una colchoneta o un futon para niños en el que se pueda sentar con sus juguetes. Así le daremos una zona de juegos confortable a la que el pequeño puede acceder libremente cuando quiera y donde se sienta cómodo y relajado.
Su pequeño universo debe contemplar un lugar para guardar sus juguetes y cosas favoritas. Una atmosfera relajada le motivará a querer mantener su espacio limpio, a recoger las cosas y a tenerlas cada una en el sitio que le corresponde.
La accesibilidad a todo lo que hay en su espacio es importante porque el contacto con todos los objetos le permitirá apreciar tamaños, texturas, colores, formas, pesos e ir de un lado a otro con familiaridad y confianza.
Más allá de su espacio, no podemos olvidar que los niños y niñas necesitan el contacto afectuoso y agradable con personas y otros niños con los que jugar. Llevarlos a lugares abiertos al aire libre en el que puedan conocer otros niños y jugar libremente le ayudará a una mayor integración con el entorno.