Los hábitos de los primeros años de vida de una persona tienen consecuencias que le acompañarán y afectarán a lo largo de su vida. Cualquier mal hábito adquirido, repercutirá de manera puntual en la vida de las personas.
Estas son razones de peso para estar atentos a todos los detalles y conseguir que los niños se desarrollen de la mejor forma posible.
Según un estudio publicado por un equipo de investigadores británicos “los efectos del sueño irregular pueden percibirse en efectos para la salud durante toda la vida, pudiendo frenar el potencial de aprendizaje del cerebro de los niños pequeños”.
Este estudio se realizó mediante encuestas a más de 100 familias con niños de 3, 5 y 7 años. Estas encuestas y visitas domiciliarias permitieron a los investigadores obtener información sobre las rutinas de la familia, incluida la hora de dormir.
El estudio demuestra las secuelas que pueden dejar unos horarios móviles y un mal descanso, hasta 4 años después.
Académicamente, los niños y niñas que habían sufrido irregularidades en el sueño hasta los 3 años, más tarde presentaban peores notas en el colegio, sobre todo en conocimiento espacial, lectura y en matemáticas.
¿Cómo se previenen?
Para dormir bien, el niño necesita una cama o cuna que le arrope pero que a la vez le de firmeza y comodidad. Mantener una buena postura al dormir mejorará el descanso y el desarrollo del bebé.
Muchos expertos recomiendan dormir en una cama o cuna con un Futon, un colchón de materiales naturales, térmicos y transpirables que respeta las necesidades del niño y le proporciona un sueño estable y relajado.
Las rutinas a la hora de dormir son también importantes y por ello deberemos establecerlas y cumplirlas. Acostar al bebé cada día a la misma hora hará que descanse mejor y mejorará su desarrollo cognitivo.