El ritmo acelerado de vida que llevamos, hace que en muchos momentos nos sintamos colapsados y que la angustia y el estress haga su aparición.
Es muy deseable crear un espacio/tiempo para poner en práctica algún tipo de técnica que nos ayude a establecer una frecuencia más relajada en nuestro cotidiano. Una vez introducidas en nuestra rutina diaria algo tan sencillo como por ejemplo, respirar conscientemente algunos minutos todos los días , nos damos enseguida cuenta de su gran eficacia.
Crear un espacio
Establecer un tiempo cada día si es posible a la misma hora para estar solos.
Crear un espacio acogedor y aislarse en él media hora, sin teléfonos, sin televisión, sin música, libre de cualquier estimulo exterior… Creamos una burbuja y hacemos de esa media hora un tiempo para estar solos, aislarse unos minutos del mundo exterior. Cuando nos acostumbramos a ese espacio nos será imprescindible disfrutarlo cada día.
Respirar profundamente
Seguro que ya hemos escuchado esto infinidad de veces, pero es bueno recordarlo.
La respiración consciente es fundamental para armonizar nuestras constantes y reequilibrarnos.
Nos centramos en la respiración. Colocamos una mano en el abdomen e inspiramos profundamente. La clave es no mover los hombros ni el pecho, sino notar cómo el abdomen se va llenando de oxígeno. Expiramos lentamente y notamos cómo la caja torácica se contrae y la mano vuelve a su posición anterior.
Repetimos esta respiración varias veces. El entrenamiento es sencillo y podemos realizarlo varias veces al día para calmarnos. Esto ayuda a estabilizar el pH de la sangre y a reducir el agotamiento mental.
El poder de la música
La música estimula el cerebro y relaja al mismo tiempo. Ayuda a desconectar a la vez que potencia la concentración. Está comprobado que escuchar buena música tiene efectos positivos en la mente y ayuda a disipar el estrés.